Nutrición en enfermedad inflamatoria intestinal

L.Nut. Jessika Alanis Estrada

01 de Julio 2024.    8 Minutos de lectura

ENFERMEDAD INFLAMATORIA INTESTINAL

La enfermedad inflamatoria intestinal no es tan común como la diabetes, pero tampoco es algo tan extraño como una enfermedad genética. Se puede presentar con muchas manifestaciones y afecta mucho la calidad de vida de los pacientes. Esta enfermedad también puede tener un curso impredecible para muchas personas, en algunos casos podría parecer que el paciente en si no está enfermo, tiene muy pocos brotes o se mantiene muy bien, y en otros casos más complicados se puede requerir cirugía.


Estos son, los aspectos nutricionales en las enfermedades inflamatorias intestinales de acuerdo con el módulo 12.4 del LIFE LONG LEARNING PROGRAMME (LLL ESPEN). 


Esta enfermedad tiene una etiología compleja. Si bien tiene un componente genético, a nadie le da enfermedad inflamatoria intestinal si no tiene una predisposición genética. Existen factores ambientales que, aunque no producen la enfermedad por sí mismos, en combinación con la predisposición genética, pueden desencadenarla. Entre estos factores se encuentran la disbiosis y el uso excesivo de antibióticos, por lo tanto es una interacción de todos estos elementos.

En la enfermedad inflamatoria intestinal hay dos tipos: la enfermedad de Crohn (EC) y la colitis ulcerosa (CU). La enfermedad de Crohn puede afectar cualquier parte del tubo digestivo, desde la boca hasta el ano, aunque lo más común es que afecte el intestino delgado y el grueso, lo que a veces se denomina colitis. Sin embargo, la enfermedad de Crohn es mucho menos prevalente, puede ser mucho más grave y sus complicaciones son severas debido a la estenosis que produce, lo que dificulta la alimentación de los pacientes. En estos casos, donde no se puede utilizar el tubo digestivo, se debe recurrir a la nutrición parenteral.

Por otro lado, la colitis ulcerosa afecta a todo el colon y puede producir complicaciones muy graves, como el megacolon. En estos casos, es necesario extraerlo completo. Esto no ocurre en la mayoría de los casos, pero en la enfermedad de Crohn puede llevar a cirugías y resecciones continuas del intestino, hasta llegar a producir el síndrome del intestino corto.

La dieta no causa enfermedad inflamatoria intestinal, sino que hay algunos factores que pueden predisponer a su desarrollo. Se ha observado en estudios epidemiológicos que la lactancia, por su papel en la regulación del sistema inmunológico, puede ser un factor protector contra esta enfermedad. Además, los ácidos grasos de cadena corta se utilizan en terapias. Algunos factores de riesgo incluyen el exceso de grasas, la falta de fibra dietética y la escasez de frutas y verduras. La lactancia favorece la protección contra esta enfermedad. El retraso en su aparición se debe a que la mucosa intestinal en los niños se desarrolla mejor, lo que mejora la capacidad inmunológica para enfrentar diversos estímulos nocivos.

La desnutrición en estos pacientes es muy variable, pero sus causas pueden incluir una menor ingesta, ya que las vellosidades intestinales, que poseen microvellosidades, ofrecen una gran superficie de absorción. Esto puede resultar en una menor absorción de nutrientes. Además, las alteraciones metabólicas, donde la inflamación causada por cualquier enfermedad incrementa el gasto energético, pueden producir hipercatabolismo, lo que lleva a un mayor gasto de proteínas y oxidación de grasas. 

En un estudio reciente sobre la comparación del metabolismo energético y el estado nutricional de los pacientes hospitalizados con enfermedad de Crohn, se observó que los pacientes con enfermedad inflamatoria intestinal, tanto con CUCI como con Crohn, presentan una elevación de todas las citocinas proinflamatorias. El gasto energético en reposo no aumenta con la enfermedad de Crohn, pero sí incrementa con una mayor actividad en CUCI. Se recomienda realizar calorimetría en estos pacientes.

Aumento de requerimientos por las infecciones que se pueden dar como consecuencia de la regulación del sistema inmunológico. Los corticosteroides van a disminuir la inflamación, pero también reducen la inmunogenicidad. Además, en estos pacientes, puede ser necesario realizar cirugías, ya que esto puede impedir el paso del alimento, lo que provoca síntomas como vómito, presencia de anorexia o la falta de apetito.

Hay algunos medicamentos que favorecen la desnutrición y la menor absorción de ciertos nutrientes. Esto, junto con la pérdida de sangre, puede producir anemia, y la formación de glóbulos rojos no será igual debido a que algunos medicamentos interfieren en la hematopoyesis causando diferentes tipos de anemia con sus respectivas consecuencias. Entonces, ¿Qué causa la menor ingesta? Una dieta inadecuada, ya que el paciente no quiere comer, consume lo que cree que no le produce síntomas y en el hospital se mantienen a los pacientes en ayuno. Además, hay síntomas como diarrea, dolor abdominal, náuseas y vómito que claramente inciden en la falta de apetito.

Por otro lado, puede haber alteraciones del gusto por la toma de algunos medicamentos, aunque esto no se presenta en todos los pacientes. La inflamación de alto grado puede provocar anorexia. Las pérdidas intestinales pueden darse por diarrea con sangre; las vellosidades se aplanan y se pierde la capacidad absortiva, y las pérdidas por hemorragias conducen a anemia.

También hay una menor absorción de nutrientes debido a la inflamación, la menor superficie de absorción, resecciones, fístulas, hipertrofia y asa ciega, donde se forman muchas bacterias y continúa la inflamación. Esto puede llevar a una desnutrición severa y los medicamentos que se utilizan pueden afectar el estado nutricional, especialmente en relación con la anemia. La prednisona es un antiinflamatorio muy eficaz, pero en algunos pacientes no es suficiente. Otros medicamentos incluyen sulfasalazina, 5-ASA, metotrexato, azatioprina, 6-mercaptopurina, budesonida, ciclosporina, infliximab y adalimumab, ordenados de menor a mayor costo.

Los objetivos del tratamiento nutricional son evitar la actividad de la enfermedad, corregir deficiencias, disminuir complicaciones, mejorar el estado nutricional y la calidad de vida. El tratamiento nutricional dependerá de si se trata de un paciente con colitis ulcerosa o enfermedad de Crohn, y si tendrá o ha tenido una resección quirúrgica, ya que la continuidad del tubo digestivo dicta cómo, con qué frecuencia y con qué alimentarlo. Asimismo dicta como la actividad de la enfermedad (si es leve o moderada) y si el paciente puede alimentarse por la boca o necesitará alimentación enteral por sonda.

Es fundamental tratar de mejorar la ingesta. Habrá algunos alimentos a evitar y otros que se deben estimular su consumo, además de dietas específicas que teóricamente pueden ayudar. Algunos suplementos, incluyendo nutrientes por deficiencia, probióticos y prebióticos, pueden ser necesarios para mejorar la ingesta en pacientes con inflamación. La dieta recomendada es fraccionada, otorgando variedad de colores en la dieta para aportar todos los nutrientes necesarios.

El impacto de la intervención nutricional debe ser individualizado, dependiendo de los requerimientos de cada paciente y modificando la dieta según sus necesidades. Algunos estudios han descrito que no existe una dieta específica para la enfermedad inflamatoria intestinal. Algunas de las dietas manejadas en la práctica clínica incluyen la dieta antiinflamatoria, que se caracteriza por la no administración de azúcares refinados ni grasas saturadas, y se centra en el uso de probióticos, prebióticos y el consumo de omega-3.

Otro tipo de dieta es la de exclusión para la enfermedad de Crohn, en la cual no se incluyen lácteos, grasas animales, carnes procesadas, café y alcohol, y se centra en el consumo de fibra por su efecto positivo. La dieta FODMAPs, cuyos componentes son pobremente absorbidos en el intestino delgado y altamente fermentables, favorece la producción de gas y diarrea. Por lo tanto, una reducción de los compuestos de la dieta FODMAPs puede ser una opción terapéutica, ya que disminuye la sintomatología digestiva como el dolor y la distensión abdominal.

Las guías ESPEN recomiendan el uso de nutrición enteral como primera línea exclusiva en pacientes pediátricos con enfermedad de Crohn activa. Sin embargo, en adultos, dependerá de las características del paciente.

L.Nut. Jessika Alanis Estrada, ED./Cedula Profesional: 10094893

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